Desde 2012, la Fundación Almayuda patrocina la Fundación Benoît Chamoux, que se dedica a financiar la escolarización de todos los huérfanos acogidos hasta su salida del sistema educativo.
La Fundación Benoît Chamoux fue creada en marzo de 1996 bajo los auspicios de la Fundación de Francia para perpetuar la memoria de Benoît Chamoux, fallecido en el otoño de 1995 durante una ascensión al Kangchenjunga (Nepal).
Durante sus 23 años de actividad, la fundación ha desarrollado siete proyectos culturales en los valles del Everest, del Solu Khumbu y del Makalu para la renovación de molinos de oración, monasterios y chörtens (monumentos que simbolizan la presencia de Buda).
Un estudiante, que nació en un pueblo situado a 3.790 m de altura y es huérfano de padre y madre analfabetos, acaba de terminar su máster en Europa, ¡y con distinción! Otro está terminando su Bachelor of Engineering en Katmandú. Otra fue nombrada estudiante del año en su último curso de Bachelor of Social Work.
Pero, ante todo, la Fundación Benoît Chamoux ayuda a los niños sherpa huérfanos cuyos padres murieron en expediciones al Himalaya. Se encarga de su escolarización hasta el grado 12 (secundaria superior), un programa que la Fundación Almayuda acompaña y patrocina desde 2012.
Una vez terminada la enseñanza secundaria, la Fundación Benoît Chamoux puede ayudar a los alumnos más brillantes a cursar estudios superiores. Uno de sus retos actuales es precisamente encontrar nuevos patrocinadores para financiar becas de estudios superiores.
38 huérfanos en 23 años
Entre 1996 y 2019, la Fundación Benoît Chamoux ha contribuido a la educación integral de 38 niñas y niños huérfanos de padre.
En la actualidad, doce de ellos están matriculados en la enseñanza primaria o secundaria: nueve en la Little Angels’ School y tres en el Little Angels’ College.
Otros seis cursan estudios superiores para convertirse en ingenieros o ejercer una profesión en los sectores de la salud, el turismo, la educación y la contabilidad. «Un estudiante, que nació en un pueblo situado a 3.790 m de altura y es huérfano de padre y madre analfabetos, acaba de terminar su máster en Europa, ¡y con distinción! Otro está terminando su Bachelor of Engineering en Katmandú. Otra fue nombrada estudiante del año en su último curso de Bachelor of Social Work», explica Fabienne Clauss, presidenta de la Fundación Benoît Chamoux.
Otros veinte niños que hoy ya son adultos desarrollan una carrera profesional. Trabajan en hostelería, informática, organización de eventos, turismo (agente de viajes, guía de trekking), salud (enfermera, fisioterapeuta), etc.
Almayuda se enorgullece de participar en esta aventura que tan bien ilustra una frase de Benoît Chamoux: «¡La felicidad en la vida es saber que siempre hay cimas que alcanzar y cumbres que conquistar!».
Fotos DR
Enlace de interés: http://fondationchamoux.com